Los expertos políticos de hoy en día

Días como ayer (elecciones de alcaldes y diputados) me recuerdan el por qué, en algún momento, abandoné mi fase de seudo pensador y decidí mejor quedarme solo con mi fase de seudo escritor — escritor de historias y demás.

Todos tenemos nuestros puntos de vista, todos tenemos nuestro de derecho a expresar nuestras opiniones, y díganme si las redes sociales no nos ponen una alfombra roja para hacerlo. Lo que no todos saben o consideran es que al final, estas se basan en nuestra menuda experiencia. Al no darnos cuenta de esto, caemos en el absolutismo y en la generalización.

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Escribir un pensamiento

Me encontraba escuchando Cantar una Canción de José Luis Perales justo en el momento que estaba pensando sobre lo que representa escribir un pensamiento.

A veces pienso que esto lo agarro como  alguna especie de diario. Que algún día lo tomaré para leer las locuras que escribo actualmente… no sé… tal vez incluso tener un arrepentimiento apresado entre mis manos al leer alguna palabra… tal vez lo contrario, divertirme con tanta locura que no será más que un pensamiento contemporáneo de este pequeño ser. En la parte norte de la región conocida como ego, creo que vive una pequeña idea que esto pertenecerá a la biografía de un don alguien en el futuro.

Escribir una idea o pensamiento es tirar palabras al aire… tener la ilusión que el viento las llevará a algún buen destino donde serán recibidas y con suerte, mucha suerte, amparadas, conservadas y resguardadas. Por otro lado quizá sea simplemente un desahogo de aquellos introvertidos y hasta cierto punto tímidos… por otro lado, tal vez sólo sea yo.

Escribir un pensamiento es indagar en uno mismo, en un interesante viaje que algunos llaman introspectiva. Es como ir al supermercado, donde vas por filas, un estante a la derecha y otro a la izquierda; tomando artículos o productos que se han ido almacenando en la mente y memoria. Es ver cuáles de esos productos tienen el mejor precio y cuáles son los que combinados harán el mejor platillo que quieres cenar. Incluso, si deseas tener como cena, el peor platillo de tu vida pues, esos productos o ingredientes tomarás de los pasillos del supermercado. Hay veces que simplemente no te importa realmente la calidad del platillo, sólo quieres comer… a tal grado que haces metáforas… metáforas de supermercados y cena 🙂

No suelo hacer metáforas…

Escribir un pensamiento es tomarte la libertad de esclavizarte a ti mismo frente a una trozo de papel computadora. Aprovechar un momento de soledad para ti mismo, disfrutar de la mejor compañía que jamás podrías tener. También de una buena dosis de silencio, ya sea literal o figurado… por ejemplo, mi silencio en estos momentos se llama No Use In Crying de los Rolling Stones.

Escribir un pensamiento puede ser incluso poner un pensamiento ahí, forzado para que alguien alguna vez se tropiece con él o puede ser dejar evidencia de algo que jamás alguien creerá que se dijo con anterioridad.

Escribir un pensamiento es algo más.

Parcialmente parcial

Comprendo que debería estar preocupado. Pero no lo estoy.
Debería preocuparme el hecho que no me preocupa. Pero no lo hace.

Aquí estoy. Sólo sentado. A menos de siete pasos de vos. Inertes los dos.
Vos esperando por mí y yo queriéndote evadir y seguir adelante.

Nunca me preocupó. En mi mente, no vales el tiempo.
Va a pasar lo que va a pasar.

Los residuos previos a esto debe ser suficiente.
Sino pues, obvia y literalmente habré fracasado.

¿Por qué esforzarme? El fin al fin llegó.
Desde el inicio, el esfuerzo no inició.

Te necesito. Sí. Con la mitad de tu potencial me basta.
Y como antes, espero al menos llegar a ello.

Como dijo alguien una vez:
En el aire, sé que soy nada más que menos de lo que podría ser.

Representás menos de lo que crees.
De lo que los demás creen.

El mundo exterior es un mundo exterior a este.
Un mundo ajeno y diferente.

Donde representás nada.
Donde nada de esto representa algo.

Así fui aprendiendo.
Así aprendí.