Do Re – Mi corazón está nuevamente así
quizá hasta postrado, frente al reloj
y junto a él, mi alma.
Con las manos en mis bolsillos,
en el centro de este remolino,
con la mirada perdida y una sonrisa
pobremente escondida.
¿Habrán sido tres minutos, seis segundos
y cinco sueños prófugos en algún lugar?
Y es que no tengo raíces ni acá ni allá.
Fa Sol – Edades pasadas y presentes.
Canciones que van tomando (más) sentido.
Suplico por sabiduría y paciencia
e imploro ganar más de lo perdido.
Mi último número de la buena suerte.
Pero, ¿qué es la suerte,
sino trabajo duro… si no trabajo duro?
Debo recordar que en algún lugar está
algo que no está del todo olvidado
aunque esta tormenta de arena
caiga grano a grano sobre mi cabeza.
La – Sigo construyendo en está década
que le quedan dos turnos más.
Examinando siempre si viré bien.
Y de tanta arena de reloj
he comenzado a ver
espejismos que reflejan espejos
que reflejan duras miradas de mi ser.
Y es lo agobiante de este desierto
que nació así, sentenciado.
Se pone de pie mi corazón y su socio
recogen su equipaje pues ya terminó
esta muestra de gratitud
para el número veintiocho