Como hoy

Quisiera detener el hoy un poco más.
Si no es mucho pedir, volverlo a vivir.

Alguien me susurró hace tiempo ya:
Las personas vienen y van. Como hoy.
Y a pesar de los cientos de rostros,
no hay por qué perderse en el rumbo.

No es frialdad el consejo aquí.
Sino apreciar y abrazar cada
uno de estos cuerpos extraños.
Y sus bellas composiciones dentro.

Como hoy. En la simpleza del cierre
de este ciclo enroscado ya,
abrí las ventanas de par en par
y dejé entrar la curiosidad.

Pistas descubrí en este camino.
Sin poder interpretar una sola,
las  seguí una a una, y formé
un nudo ciego de este recorrido.

En cada paso y en cada cruce,
mi emoción unió, desde su base,
mis orejas. Y comencé a flotar.
Volé en espiral hacia el centro.

Recordé y reconocí a tantos.
Y me alegré y me entristecí.
Y mejor desvié la mirada
hacia lo aprendido y lo olvidado.

Pasmado fácilmente, como siempre,
deseo absorber y retener.
Quiero detenerle solo un poco más.

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Un día común

Sentado y observando la forma en que el viento con sus suaves caricias
mueve cada una de las verdes hojas.
Del frondoso árbol que puedo ver, sobre el muro gris que tengo justo frente a mí.
Del muro frente a mí.

Tal árbol no pide más que agua y algo de sol, tal vez.
Y cada año nos brinda su fruto y su sombra también.
Mientras crece más y más. Cada vez un poco más. Mientras crece más y más.
Mientras crece más.

Sentado a cientos de metros de ella, quien a este pequeño ser complementa.
Y aún a dicha distancia inmensa, la puedo sentir tan cerca.
Tan cerca que comparto con ella momentos memorables en esta historia.
En esta historia de amor.

El calor de la tarde, húmedo y tropical. Cada tarde más caliente que la anterior.
Sólo el viento refresca la piel y el amor al corazón.

La noche llega lentamente. Trae consigo serenidad y descanso para el cuerpo y mente.
Para el cuerpo y mente.

Creaturas nocturnas aparecen y a tus profundos sueños se acercan.
Dependen de vos su forma y color. Su forma y color.

Luego la vida te sonríe una vez más al abrir los ojos.
No te pide nada a cambio. Sólo que la aprovechés.

Más tarde, pensando en todo esto, me senté frente a un muro.
Donde podía ver un árbol y sentir al viento.