Voy subiendo y bajando,
al son de una canción,
escrita y compuesta
por un niño interior.
Sentado en esta grupa,
me pongo a contemplar,
con la mirada inquieta,
lo que gira alrededor.
Son tantas atracciones,
personas y colores.
Mas lo que me alegra,
es verte en cada vuelta.
Saludas con tu mano.
Me pregunto si es a mí
o si es a alguien más
que subió al carrusel.
El cual, muy pronto, temo
se va a detener.
Creyendo, estoy, que debo
bajarme hacia ti.
Se encienden y apagan
las luces sobre mí;
algunas ya quemadas,
brillaron suficiente.
Si dices que me baje,
lo haré de una vez,
lo haré antes que acabe
la magia que me mueve.
Y si no dices nada,
pues solo esperaré
a que el paseo acabe
y me obliguen a bajar.