Entre el lápiz y el papel

Exageraciones y atenuaciones. 
Verdades explícitas e implícitas. 
Historias reales e inventadas.
Palabras sin valor y pesadas.
Orden y desorden.
Desahogo y expresión.
Fragilidad y dureza.
Soledad.

Corazón perdedor

¿Quién podría quererte
como estás ahora?
Maltratado, engañado,
impuro, arrepentido.

¿Quién quisiera cuidarte?
Esperar a que sanés
o a que estés listo
para intentar otra vez.

¿Quién vería algo bueno
en vos y en tu pasado
o en algún futuro,
o juntos, a tu lado?

¿Quién llenaría un vacío,
dentro de su corazón,
con otro igual de roto,
solo y solitario?

Yo.

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Corazón ganador

Sabes exactamente lo que quieres,
te esfuerzas a diario,
te inventas caminos.
Y por eso duele tanto perder.

A ganar te acostumbró la vida,
a ver las recompensas
y recoger victorias.
Sí, pesan tanto las manos vacías.

Llenas de alegría tu rostro a diario,
con ese magnetismo,
tan contagioso y tuyo,
que oculta la soledad y sus penumbras.

Resplandecen tus logros y tus premios,
y todas esas cosas
que todo el mundo ve.
Pero no te sientes reconocido.

Y es que, aunque seas un ganador,
seguro de ti mismo,
y envidiable por muchos,
no dejas de ser, un corazón vacío.

Carrusel

Voy subiendo y bajando,
al son de una canción,
escrita y compuesta
por un niño interior.

Sentado en esta grupa,
me pongo a contemplar,
con la mirada inquieta,
lo que gira alrededor.

Son tantas atracciones,
personas y colores.
Mas lo que me alegra,
es verte en cada vuelta.

Saludas con tu mano.
Me pregunto si es a mí
o si es a alguien más
que subió al carrusel.

El cual, muy pronto, temo
se va a detener.
Creyendo, estoy, que debo
bajarme hacia ti.

Se encienden y apagan
las luces sobre mí;
algunas ya quemadas,
brillaron suficiente.

Si dices que me baje,
lo haré de una vez,
lo haré antes que acabe
la magia que me mueve.

Y si no dices nada,
pues solo esperaré
a que el paseo acabe
y me obliguen a bajar.