Le quedó claro en ese momento
que, una vez más, le rompió el corazón.
Tenía que alejarse lo suficiente
para que esa fuera la última vez.
Cruzó todo salón a toda prisa,
parecía saber a dónde iba.
La verdad es que estaba perdida,
pero sabía dónde no quería estar.
Cruzó la ciudad en plena soledad.
Y así como la noche despejaba,
de transeúntes, las calles, ella deseaba
ordenar sus dispersos pensamientos.
Y así como él cruzó tantas líneas,
ella siguió: sin ver hacia adelante.
Borrándose en las calles y tratando
de borrar lo que hoy es un recuerdo.