Es de noche y la lluvia cae sobre la dormida ciudad.
Justo en el medio estás vos: Como una película de ciencia ficción.
Adiós a todo. La hora de volar. Irte lejos para nunca regresar.
Extendé tus alas lo más que podás, que la lluvia pronto se calmará.
Ignorá los semáforos rojos y las señales de alto.
Sobre todo rechazá lo que digan los demás.
Alejate lo más que podás. Mientras más rápido mejor.
Y si ves por ahí algún límite, acelerá más.
Lo más suicida aquí es soltar sus manos y dejarte caer.
Lo más sensato es escuchar a tu corazón y cuidarlo aún más
Una, dos o quince mil millas pueden ser pero ¿qué más tenés?
Quizá volvás algún día. Vos decidís y nadie más.